sábado, marzo 25, 2006

PECADOS DE UN LÍDER

Los aspectos fundamentales que determinan el desarrollo de los países y las empresas son la cantidad y la calidad de sus líderes. Detrás del interés por el líder también se esconde el deseo de que otro se haga cargo de conducir una parte de mi vida. Resulta más cómodo entregar parte de nuestra libertad y tomar menos decisiones. Parece bastar que el líder sea brillante, claro en sus propósitos y con la capacidad de movernos hacia un escenario diferente. El líder se suele mover en círculos de poder, se codea con gente influyente, sus órdenes se cumplen sin objetar, nadie cuestiona sus decisiones, su presencia infunde respeto a sus subordinados, entre sus ayudantes abundan los aduladores en busca de su favor.
Todo ello puede hacer que poco a poco el líder se termine endiosando, creyéndose un ser superior, infalible, dueño de la verdad, comenzando a no preocuparse por escuchar otras opiniones, a pensar que no necesita pedir consejos; se irá convirtiendo en un ser autoritario que todo lo gestiona a base de órdenes. Su soberbia le lleva a cometer errores que no reconoce y a responsabilizar al resto. Para evitar este pecado hay que cultivar la virtud de la humildad y rodearse.
Cuando el líder dedica cada vez más tiempo a los temas estratégicos y comienza a despreocuparse del día a día, de mantener contacto con la realidad, con el trabajo de las bases, empieza a perder información para seguir entendiendo a sus bases, por ejemplo no se anticipa a los cambios, para ver por donde van los competidores
, cada escalón jerárquico supone un filtro la información que recibe es de peor calidad, se suelen ocultar información que creen que puede molestar.

Los que no evolucionan y que suelen aplicar siempre el mismo modelo de actuación, aquél que tan bien le funcionó en el pasado. No parecen darse cuenta de que en un mundo tan cambiante como el actual, cada vez más complejo, lo que funcionó en un momento determinado puede no ser útil unos meses o años más tarde.

El que llegar a sentirse satisfecho con los logros, el que considerara suficiente tratar de mantener el nivel actual, en un mundo tan competitivo, es un planteamiento tremendamente peligroso, que puede ser el inicio su decadencia.
El que está muchos años al frente de la mismo proyecto puede terminar perdiendo la ilusión y la motivación. Cuando una actividad se hace rutinaria pierde su atractivo y el sentido de "aventura" que tanto ilusionó en su momento y que lo llevó a se un auténtico desafío, perdiendo la dedicación y el rendimiento.
De todos deseos humanos, el que genera mayor motivación, es el deseo de significado, ósea trabajar por algún proyecto que deje huella, que contribuya a cosas superiores, como otorgar el mejor servicio ser líderes o ser reconocidos como el más innovador.

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