domingo, diciembre 17, 2006

LA SOCIEDAD QUE LOS HUMANISTAS CRISTIANOS SOÑAMOS.



Creo que muchos de los que no hemos motivados en política hemos buscado una respuesta a la pregunta ¿por qué participamos en política?............ Y en realidad son muchos los motivos, pero hay que ser honesto, participar de lo público tiene la oportunidad de tener un reconocimiento de tus pares a través de un simple hecho de confianza como es que voten por ti y ganar una elección que es una de las sensaciones más especiales que alguien puede sentir, y hasta cuando es uno el derrotado le permite autoevaluarse, reinventarse varias veces. Pese ha ser una actividad altamente desprestigiada nunca pasa inadvertido y esa es una de las motivaciones que muchos políticos buscan el que se acuerde de él, el que las generaciones lo recuerden, tener el nombre de una calle, en otras palabras, superar la barrera de la muerte y pasar a la eternidad en el deporte o tener algún record “guinnes” por decir algo. Los cristianos que participamos en política buscamos algo más allá. El mejorar y cambiar el entorno que nos rodea, acabar con las injusticias, erradicar la miseria y constituir una sociedad con mayores oportunidades para todos, ese si que es un motivo.

Pero agreguemos una variable o motivación más al político cristiano la enorme tarea o misión temporal el construir el reino de Dios en la tierra. Pero ¿cómo construir el reino de Dios? Nada de simple definirlo y menos hacerlo.

Como definir la base de los valores de nuestra doctrina: solidaridad, justicia social y persona humana. Si no llamamos así mismos cristianos, la pobreza y la injusticia deben no sólo provocarnos rabia e impotencia, la relación con los que sufren el drama de la miseria debe ser una relación de iguales de tenderles una mano para ayudarlos pero no caer el asistencialismo y en la falsa compasión, nuestros hermanos con mayores carencia necesitan ser tratados con respeto y dignidad

Pero hoy el interesarse en política es algo raro, difícil y complejo.

La búsqueda de respuestas a esta situación a veces no es tan claro pero estamos en una época de cambios increíbles, tan increíbles que difícilmente los podemos apreciar, medir y menos anticipar.

La gran mayoría de las personas buscamos el éxito personal, ser profesionales, empresarios ganar bastante dinero, comprar cosas y una vez que tenemos hartas cosas comprarse una casa, acumular y acumular cosas y finalmente sentirnos vacíos.

Hoy las grandes apuestas en política son para los que solo sale más denunciando o más en televisión, casi sin espacios para soñar para hacer crecer más nuestros ideales.

El proceso de globalización ha hecho real la instantaneidad, desafiado el tiempo y el espacio ha generado la sensación de determinismos en el que algo podemos hacer cambiar nuestra propia vida y que muy poco es lo que se puede hacer para cambiar el rumbo de nuestro país.

Hablemos de nuestra historia, la de nuestros padres, generación que se quedó con los sueños truncados violentamente en la noche larga de la dictadura o en la tarde apática de la transición.

Los sueños propios se han reemplazado por frases como: “Lo único que quiero es que mis hijos salgan adelante”. Si no hacemos nada por construir nuestros sueños y los de nuestra comuna difícilmente podremos construir sus sueños nuestros hijos. Para la construcción lo que soñamos es imprescindible ser ciudadanos activos superando los conceptos de ciudadano legal, que cumple las leyes, o el ciudadano electoral, que va a votar. Tenemos que volver a ser ciudadanos activos de esos que participan activamente en los asuntos de nuestra comuna, es sentirse responsable del rumbo que toma las cosas.

Por que los principales causantes de los pésimos gobiernos no son las instituciones o causas económicas; es la falta de una ciudadanía activa que utilice los espacios de la democracia.

Hoy nos estamos entre dos derechas, sino entre dos gremialismos (de izquierda y derecha) que nos habla mucho de derechos y libertades que basan su discurso en las bondades del mercado o el estado, no en sus responsabilidades.

Teniendo como ejemplo lo que nos dijo Radomiro Tomic hace años: “Son las raíces las que dan vida a las plantas y no las flores. Son los pueblos – la base social compuesta por millones de hombre y mujeres los que hacen las naciones... la renuncia a sus responsabilidades por parte de los ciudadanos es la forma más degradada y degradante de la acción política”.

Cuantos están dispuestos a arriesgar nuestras vidas y evangelizar la política, tan solo tocando una melodía con un clarinete. (Como el jesuita de la película misión). San Pablo nos dice “vana es nuestra fe si Cristo no ha resucitado”. Esa es la esencia misma de la Democracia Cristiana: El Evangelizar la política es despreciar astucia del pragmatismo, el oportunismo político y la feria de interés personal. Es servir y ofrendarse a los demás como aquel carpintero de galilea hace dos mil años.

Aunque suene auto referente soñamos con una sociedad, más justa, más humana, más cristiana. En los años estudiante empezamos a construir estos sueños. No ha sido fácil, sentimos que hicimos algo pero faltó más por hacer. Pero lo aprendido no en las aulas, sino por participar en política será una experiencia que como profesionales nos ayudará a seguir construyendo este sueño. Pero más que como profesional como padre algún día tendremos a nuestros hijos sentado en las piernas, no solo le leeremos algún capítulo de “El Principito”, le transmitiremos nuestros sueños y le contaremos que todavía los renovamos y los seguimos construyendo y quizás ellos me pregunte:

“¿Pero quienes son los que construyen este Nuevo Chile?”.

¿Son los demócratas cristianos?

- no somos más que eso hijo

¿Son los aylwinistas, los freistas, los laguistas?

No hijo, son mucho más que eso, mira sus banderas, son los mismos del año 1810, los mismos de 1891, son los mismos de 1964 y 1988, Somos la Patria. ¡Gracias a Dios!

Si la patria que nace con cada día, que crece en los corazones de los hombres y mujeres soñadores. Somos la patria que renace y se reinventa con cada vida que asoma esta tierra regalo de creador, esa patria que nos desafía y nos invita hacer de esta la patria de todos sus hijos. Nos invita a ser servidores de los humillados, y quienes la injusticia social es una continua vigilia.

Fernando Arzola Burgos